- Con solo apretar un botón se puede avisar a la grúa si tenemos una avería o reservar una mesa en un restaurante
Sólo el poseedor de un vehículo clásico o el que ha vivido en persona la evolución del automóvil en los últimos 30 o 40 años sabrá apreciar de verdad la cantidad y calidad del equipamiento que las marcas incluyen hoy en el coche que se puede adquirir en cualquier concesionario. Porque no siempre los seguros de las puertas se han abierto con un mando a distancia o las lunas han subido o bajado apretando un botón; no siempre se han podido regular asientos y volante para conducir más cómodo y más seguro; no siempre los coches han llevado aire acondicionado e incluso hubo un tiempo, ya más lejano, en que los coches no tenían ni un solo sistema de seguridad, ni siquiera cinturones y mucho menos airbags.
A decir verdad, lo único que podía encontrar un comprador en su coche recién estrenado por entonces era como mucho un reloj, un cenicero, que muchas veces presidía el salpicadero, y un espejo de cortesía en un parasol, una mínima concesión en un tiempo en el que el coche no era considerado un bien de consumo que hubiera que cuidar especialmente. Si ya te llevaba del punto A al B, para qué más.
Hablamos con el coche
Seguramente alguna vez se le ha estropeado el microondas y ese día, calentando lentamente la leche en un cazo al fuego o en la vitrocerámica, ha empezado a valorar de verdad el progreso. Y el progreso en el automóvil ha sido tan brutal como el de la evolución de la telefonía móvil, los televisores, los ordenadores o la forma de comunicarse. Porque si nuestros antepasados levantasen la cabeza y nos viesen hablando con el coche y dándole órdenes, si vieran que los pasajeros de la tercera fila de un monovolumen pueden elegir la temperatura de su zona independientemente del resto, si se diesen cuenta de que el coche detecta si el conductor se ha despistado y antes de salirse de su carril sin control corrige el volante de forma automática para evitar el accidente…
A finales de la década de los 80 muchos coches ya contaban con cierre centralizado aunque hasta entonces abrir una a una las puertas y el maletero era una auténtica pesadez. Más tarde llegó el cierre centralizado y, a continuación, el mando a distancia que ha ido evolucionando de una forma asombrosa. Ahora muchos sistemas permiten llevar la llave guardada en el bolsillo y abrir la puerta o arrancar el coche sin tocarla, además de que el portón trasero automático se abre o cierra pasando el pie por debajo del maletero. Lo último en llaves, presentada para el nuevo BMW “Serie 7”, es una pantalla digital desde la que puedes dar al coche diferentes órdenes o incluso aparcarlo por control remoto, sin estar dentro.
De butacones a piezas de ingeniería
También sorprende la evolución experimentada por los asientos, que han pasado de ser auténticos butacones de casa a piezas de ingeniería con prestaciones increíbles. En realidad, hasta mediados de los años 60 los fabricantes no tomaron conciencia de la importancia del asiento de un coche. Pero hoy en día marcas, como por ejemplo Opel, desarrollan asientos ergonómicos certificados por AGR (Aktion Gesunder Rücken) una asociación patrocinada por médicos y terapeutas fundada en 1995. Y un ejemplo impactante, solo los asientos del último Opel Astra, que pueden ofrecer calefacción, ventilación o masaje además de ser ergonómicos anti-estrés, representan el 12% de los costes de producción del nuevo modelo. O los asientos que investiga Ford, que van midiendo el ritmo cardíaco del conductor y avisan en caso de infarto.
Seguridad: de nada a todo
Quizá la evolución más radical ha sido la que los automóviles han experimentado a nivel seguridad. Volvo patentó el cinturón de seguridad de 3 puntos en 1959 y comenzó a montarlo de serie en algunos de sus modelos, sin embargo hasta abril de 1975 no sería obligatorio utilizarlo (en 1992 los de atrás). Por su parte el airbag fue patentado por Mercedes en 1981 y el ABS fue obligatorio desde 2004. Estos tres importantes descubrimientos no estaban presentes en muchos de los coches que han pasado por nuestras manos, pero ahora a estos salvavidas hay que sumarle una interminable lista que, para bien de los compradores, han convertido el automóvil moderno casi en una caja fuerte con un imponente despliegue de airbags (hasta 14 en algunos modelos), sistemas de ayuda casi de ciencia ficción, carrocerías con materiales de deformación programada ante un accidente, cámaras que vigilan el entorno y ayudan a que el coche aparque sólo, vigile los límites de velocidad o nos mantenga en el carril.
Fuente: Revista DGT
- Con solo apretar un botón se puede avisar a la grúa si tenemos una avería o reservar una mesa en un restaurante
Sólo el poseedor de un vehículo clásico o el que ha vivido en persona la evolución del automóvil en los últimos 30 o 40 años sabrá apreciar de verdad la cantidad y calidad del equipamiento que las marcas incluyen hoy en el coche que se puede adquirir en cualquier concesionario. Porque no siempre los seguros de las puertas se han abierto con un mando a distancia o las lunas han subido o bajado apretando un botón; no siempre se han podido regular asientos y volante para conducir más cómodo y más seguro; no siempre los coches han llevado aire acondicionado e incluso hubo un tiempo, ya más lejano, en que los coches no tenían ni un solo sistema de seguridad, ni siquiera cinturones y mucho menos airbags.
A decir verdad, lo único que podía encontrar un comprador en su coche recién estrenado por entonces era como mucho un reloj, un cenicero, que muchas veces presidía el salpicadero, y un espejo de cortesía en un parasol, una mínima concesión en un tiempo en el que el coche no era considerado un bien de consumo que hubiera que cuidar especialmente. Si ya te llevaba del punto A al B, para qué más.
Hablamos con el coche
Seguramente alguna vez se le ha estropeado el microondas y ese día, calentando lentamente la leche en un cazo al fuego o en la vitrocerámica, ha empezado a valorar de verdad el progreso. Y el progreso en el automóvil ha sido tan brutal como el de la evolución de la telefonía móvil, los televisores, los ordenadores o la forma de comunicarse. Porque si nuestros antepasados levantasen la cabeza y nos viesen hablando con el coche y dándole órdenes, si vieran que los pasajeros de la tercera fila de un monovolumen pueden elegir la temperatura de su zona independientemente del resto, si se diesen cuenta de que el coche detecta si el conductor se ha despistado y antes de salirse de su carril sin control corrige el volante de forma automática para evitar el accidente…
A finales de la década de los 80 muchos coches ya contaban con cierre centralizado aunque hasta entonces abrir una a una las puertas y el maletero era una auténtica pesadez. Más tarde llegó el cierre centralizado y, a continuación, el mando a distancia que ha ido evolucionando de una forma asombrosa. Ahora muchos sistemas permiten llevar la llave guardada en el bolsillo y abrir la puerta o arrancar el coche sin tocarla, además de que el portón trasero automático se abre o cierra pasando el pie por debajo del maletero. Lo último en llaves, presentada para el nuevo BMW “Serie 7”, es una pantalla digital desde la que puedes dar al coche diferentes órdenes o incluso aparcarlo por control remoto, sin estar dentro.
De butacones a piezas de ingeniería
También sorprende la evolución experimentada por los asientos, que han pasado de ser auténticos butacones de casa a piezas de ingeniería con prestaciones increíbles. En realidad, hasta mediados de los años 60 los fabricantes no tomaron conciencia de la importancia del asiento de un coche. Pero hoy en día marcas, como por ejemplo Opel, desarrollan asientos ergonómicos certificados por AGR (Aktion Gesunder Rücken) una asociación patrocinada por médicos y terapeutas fundada en 1995. Y un ejemplo impactante, solo los asientos del último Opel Astra, que pueden ofrecer calefacción, ventilación o masaje además de ser ergonómicos anti-estrés, representan el 12% de los costes de producción del nuevo modelo. O los asientos que investiga Ford, que van midiendo el ritmo cardíaco del conductor y avisan en caso de infarto.
Seguridad: de nada a todo
Quizá la evolución más radical ha sido la que los automóviles han experimentado a nivel seguridad. Volvo patentó el cinturón de seguridad de 3 puntos en 1959 y comenzó a montarlo de serie en algunos de sus modelos, sin embargo hasta abril de 1975 no sería obligatorio utilizarlo (en 1992 los de atrás). Por su parte el airbag fue patentado por Mercedes en 1981 y el ABS fue obligatorio desde 2004. Estos tres importantes descubrimientos no estaban presentes en muchos de los coches que han pasado por nuestras manos, pero ahora a estos salvavidas hay que sumarle una interminable lista que, para bien de los compradores, han convertido el automóvil moderno casi en una caja fuerte con un imponente despliegue de airbags (hasta 14 en algunos modelos), sistemas de ayuda casi de ciencia ficción, carrocerías con materiales de deformación programada ante un accidente, cámaras que vigilan el entorno y ayudan a que el coche aparque sólo, vigile los límites de velocidad o nos mantenga en el carril.
Fuente: Revista DGT